
Eso es todo lo que fluye desde la sala de ensayo desde hace unos pocos días. A pesar de los actores.
Si Manuel Braga estuviera dispuesto a contarnos una historia, diría mil frases incongruentes de las cuales se arrepentiría al instante.
Las lágrimas de Stern, aún no han sido suficientes para ejercer con su fuerza, el sonido de las teclas.
Mientras tanto, desde la ventana que da a la calle Paraguay, se observa una estructura, y su imagen es como un canto de tristeza.
O tal vez sea sólo nuestro reflejo.
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