La sala está despojada.
En su centro: un escenario con cinco atriles que sostienen las partituras.
Suena un clarinete.
La niña, de tan solo cuatro años, desde la fila dos, imita el sonido con su voz.
Una vez más, la obra se transforma.
Manuel Braga, en la oscuridad, saca su pluma apresurado. Toma anotaciones de lo que vendrá.
Stern lo observa, quiere aprehender el ambiente, recuperar el tiempo, encontrar las palabras.
El silencio y su reverberancia.
La voz de la niña imitando un clarinete.
Cosas que se han hecho a un lado, para mí.
Despojado el espacio, todo se vuelve sonido.
Casi una música.
Me diluyo en el espacio.
Soy. Con ella.
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1 comentario:
quelque son imité de la voix sera toujours nouveau doublé d'histoire et de présent nous allions fiers de nos ententes
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