viernes, septiembre 29, 2006

Conversación en caída libre

Ensayo del 22 de Septiembre
Estamos aburridos. Matemos a Nora.

Braga: Es que una muerte tan estúpida no puede ser tomada en serio. Uno espera algo mejor para sí mismo. Si la muerte es lo único seguro que tenemos, morir así no tiene ningún sentido.

Stern: La muerte siempre es de los otros.

Phil: Mirá, hay una cosa que se llama gravedad. Existe, hay que aceptarla. Si tirás algo desde un punto cualquiera suspendido en el aire tiende a caer con una aceleración de 9,8 metros por segundo. Se llama caída libre.

Asistente: Es que su muerte no fue del tipo caída libre.

Nora: Cuando siento la presión en la cabeza, escribo, para atenuar la velocidad de la caída.

Braga: Lo importante es no quedarse estático por mucho tiempo. Entumece los huesos. Te vas poniendo duro y un día no te podés mover más. Debe ser terrible.

Nora: Pienso en mis huesos al menos dos veces por día. Hay veces en que me los olvido, y la sensación es poderosa, pero no es más que una trampa, debo abstenerme de olvidar mi cuerpo.

Stern: ¿Pero cómo fue?

Nora: Fue primero el pie derecho, después el resto. Por cuestiones del azar o propias de mi anatomía, la cara me quedó mirando al cielo.

Phil: Tuviste suerte. La calidad del espacio se mide siempre longitudinalmente. Es una cuestión de percepción, pero es válida.

Asistente: ¿Y cómo es?

Nora: No tiene nada de particular.

Braga: No se puede hablar de la muerte sin caer en lugares comunes.

Stern: Lo importante es darse cuenta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Milan Kundera parle souvent de la legerete...

Tuve una ilusión La vesti con terciopelo  Le puse zapatos nuevos de charol  La peiné con una trenza  Para que no se notara su origen salvaje...