lunes, julio 29, 2019

Hoy

Se dejó caer en el sillón. Mientras la música invadía el espacio, se imaginó navegando por un canal entre árboles verdes oscuros , vió un cielo nocturno y percibió un destino incierto . Sintió el aire en contacto con su piel, inhaló un perfume imaginario y escuchó una a una las campanas y el sonido de las teclas del piano. También cantaron unos pájaros. Tan real. Pidió que la noche no se acabara nunca, y agradeció a la música que lo había abrazado para que se quedara quieto hasta que pasara esa sensación que lo atravesaba por momentos y que lo inmiscuía en un estado inquietante. Se dejó llevar por la corriente del canal y la noche se fue convirtiendo en día, las campanas cambiaron por un acordeón que vinieron acompañados de imágenes muy viejas. Las abrazó abrazándose a sí mismo en ese acto y se perdonó el haberse traicionado. Se dio tiempo para pensar en la posibilidad de ser otro. Un día más, se dijo, apagó la luz y se entregó al inevitable correr del tiempo. 

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