La ví. Sentada en el cordón de la vereda.
Tenía un pantalón verde y una remera blanca.
Los dedos pegoteados. Un raspón en la rodilla y un lunar en una mano.
Me dijo: - Cuando sea grande quiero ser como vos.
Me arrodillé a su lado en el piso, la miré a los ojos, y le pregunté por qué.
Pero no me respondió, o no escuché lo que me dijo.
Me encontré en silencio a mitad de la tarde, sentada en el cordón de la vereda, con las rodillas sucias.
"Cuando sea grande quiero ser como vos" - repetí. - ¿Pero si yo no soy grande?
- (Por eso) - susurró una voz a mi lado.
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