Si alguien se preguntó alguna vez qué libros llevaba Manuel Braga bajo el brazo el día que llegó por primera vez a la sala, esa fui yo.
Creo que conté cómo estaba vestido, un pantalón de corderoy marrón y una polera negra. Estoy casi segura de haberlo dicho, como de no haber hecho la observación de que los libros que llevaba bajo el brazo ocupaban dos colores del amplio espectro cromático: marrón y negro. Extraña coincidencia.
- Que las poleras son generalmente negras, no estoy de acuerdo, que el corderoy es siempre marrón, es discutible, que los libros sean en su mayoría marrones o negros, en fin, cuestión de géneros y editoriales, pero tanta combinación, es sospechosa. - dije en voz alta una vez arriba del colectivo que me devolvía a mi casa después del ensayo. Está escrito. Pero no el hecho de que cuando lo dije, estaba con el escenógrafo en un colectivo que con solo nombrarlo me da ganas de reír.
- No se porqué un colectivo número 4 puede causarle gracia a alguien- me dijo Phil mientras sacábamos boletos.
No supe qué contestarle, tampoco sabía por qué me causaba tanta gracia el hecho de tener que tomarme el colectivo número 4. No obstante eso, alguien, que a pesar de que el colectivo iba lleno volvió a ser Phil, continuó:
- El 4 es un colectivo muy noble, fijate vos que cruza toda la Capital, te lleva desde Liniers hasta el Correo Central. Realmente no entiendo como un colectivo tan útil pueda causarte gracia.
- No lo sé, me causa gracia tener que tomarme el 4.
- Peor sería que te tomaras el 3.
- ¿A vos no te parece que la combinación es sospechosa?
- Un tipo elegante supongo, nada más que eso.
- ¿Qué estaría leyendo?
- Libros de teatro, tal vez.
- Por favor, que el tipo sea un dramaturgo no quiere decir... ¿de que te reís?
- De nada.
- ¿Cómo de nada? Algo dije que te hizo reír.
- No tiene importancia.
- Hay varios números que faltan, lo sabía, pero nunca había prestado atención al 3.
- Es un misterio.
- Un misterio que no termino de saber si lo vuelve más interesante, o todo lo contrario.
- Me refería a los números.
Tenía la sensación de que Braga ocultaba algo. Que sus libros no eran sólo libros, cosas que estaba leyendo o estudiando, Braga ocultaba algo dentro de aquellas páginas, y no estoy hablando de papeles, o cualquier cosa tangible por estilo, me refiero a algo mucho más sutil, como parte de su personalidad o su historia: su identidad.
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