martes, abril 04, 2006

Encuentro

A la mañana siguiente me levanté temprano, me hice un café y prendí la radio. Me sorprendió mi propia voz del otro lado del parlante. Luego llegó la noche, con sus imágenes, en los minutos que anteceden al sueño. De allí tomé los signos necesarios para recrear mi espacio, jugué a vivir en un cuarto al revés, la mesa pendiendo del techo, estiré lo más que pude la cabeza más allá del respaldo de la cama, hasta atragantarme, quería salirme de la realidad aunque sea por un instante, ver un piso blanco, absolutamente. Después me dormí, o tal vez haya sido un desmayo producto de la mala postura, sin embargo antes de eso tuve el tiempo necesario para tomar papel y lápiz y copiar en unos pocos trazos, mi habitación. Las mismas cuatro paredes con un techo de parquet. Imaginé un piano de cola que ejecutaba solo una música indescriptible. Luego el sonido se volvió estruendo, me acuchilló los tímpanos hasta el punto de hacerlos sangrar, después vino el verdadero desmayo. Me despertó el sonido del teléfono, que colgaba del techo proyectando una sombra siniestra. Quise atender al llamado pero mis manos no respondieron. Alguien habló en el contestador automático, nuevamente el sonido de mi voz, que esta vez se dirigía a mi. La desesperación me llevó a actuar un tercer desvanecimiento, procurando que la escena resulte lo más creíble posible, pero fue en vano, una mano golpeó a la puerta y no tuve más que levantarme, el movimiento brusco me sumergió en una marea de sensaciones, una náusea me recorrió todo el cuerpo, oí el ruido de la llave deslizándose por la cerradura pero ya era demasiado tarde para volver todo a su sitio, apenas crucé el umbral mi cráneo se fracturó en dos partes al caer de cabeza contra el techo, luego me desangré por completo, tiñiendo de rojo el único testigo del ensueño.

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Desorden

Quiero un desorden con índice Dejar los zapatos en la retiracion de tapa de mi casa Subir las escaleras de impar a impar  Abrir las ventanas...