viernes, julio 08, 2016

Botas nuevas

Luego de que mi zapatero arreglara dos veces seguidas y con fecha de vencimiento el taco de una de las botas que venia usando, decidí que ya era hora de invertir en unas nuevas. Pero tampoco quería gastar mucho así que cuando vi unas botas de cuero parecidas en una vidriera a un precio razonable entré y me las probé. Me quedaron bien, cómodas, lindas, pero había un tema con  el roce del cuero en el empeine derecho que me molestaba, así que le pregunté al vendedor si tenia otro modelo y me ofreció las mismas pero en color suela, ese marrón claro setentoso que estuvo muy de moda hace unos años pero ya no tanto y que si bien combina con casi todo, no es lo mismo que unas negras que de cajón pegan con todo. La cosa es que me las probé y si bien era el mismo modelo el cuero era mas finito y el calce me resultó perfecto. Tuve que decidirme entonces entre llevar las botas que había venido a buscar o estas otras que no tenia pensado y que no combinaban en absoluto con el jean azul que llevaba puesto. Pero opté por la comodidad y me llevé las marrones, las color suela, las caqui. Debo confesar que en el camino a casa pensé en volver y cambiarlas, temí mi cara del día siguiente al vestirme y darme cuenta de que evidentemente no pegaban con nada. Pero para mi asombro sucedió que me las puse con un pantalón y pullover negro y que de pronto noté que las botas eran del mismo color que mi pelo y que semejante simetría me otorgaba un poder de seducción que ni yo había imaginado. Salí a la calle con mis botas nuevas y mi pelo al viento y me sentí mas yo que yo en los últimos tiempos. Adoro mis botas nuevas.

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Tuve una ilusión La vesti con terciopelo  Le puse zapatos nuevos de charol  La peiné con una trenza  Para que no se notara su origen salvaje...