Estas palabras
que escribo , no ahora, las que me llevaron
a escribir éstas.
Palabras vacías
de sentido, aniquiladas por la retórica de las cartas electrónicas.
Hipocresía, cortesía obligada.
En esas
palabras, entonces, no hay discurso. No está. Está perdido, ajeno, alienado.
Todo lo que
alguna vez quise decir está callado, oculto bajo las palabras nuevas.
Habrá que
hacer un lavado de conciencia para que las olvidadas puedan deshacerse del moho que les ha dejado la desidia.
Palabras comunes
vinieron a callarlas.
¿Dónde quedaron los adjetivos? ¿Dónde están los buenos verbos? Aquellos voluptuosos y brillantes verbos. Palabras inventadas, viejas, raras... a donde fueron?
Viejas bolsas las atrapan.
Trastos repletos de falsas frases ahogadas de sentido
las han reemplazado, minimizándalos por completo.
Ahora sí, ya pueden.
Vuelvan serenas a mi garganta todas ellas, que hoy quiero que se pongan en fila india para contarlas.
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