lunes, noviembre 09, 2015

Hallazgo

Haciendo tiempo para encontrarme con amigas me metí en un negocio de ropa alternativa, uno de esos locales que venden carteras con la cara de Frida Kahlo, cartucheras con conejitos de colores y vestidos con pintitas y puntillas pero para grandes. Al típico te ayudo con algo respondi que gracias, que quería ver los vestidos. Había uno lindo, color azul, con corte en la cintura y un cuellito estampado en verde agua con pajaritos que cuando me lo probé resultó ser espantoso.  Antes de irme, como quien no quiere la cosa, repasé el perchero de las remeras, había algunas lindas pero imponibles, otras impagables, y de repente, la ví, una remera azul de algodón, mangas cortas, con una estampa dorada en el medio, casi casi igualita a esa que tenía mi mamá cuando era joven. Casi igual a esa remera azul con un círculo en el medio con el dibujo de un elefante en ese estilo de estampas que se usaban en los ochentas, bien pegajosas, y brillantes. No me fijé el precio, esa remera era mía, por más que no tuviera un círculo con un elefante, sino un corazón dorado, no me importó, esa remera era mi mamá joven y hermosa posando para la foto tomándome de la mano a mis dos años. Me la llevé puesta, como una nena a la que le compran un disfraz de princesa y no puede esperar a llegar a su casa para ponérselo. Era mi disfraz de super mamá.

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Tuve una ilusión La vesti con terciopelo  Le puse zapatos nuevos de charol  La peiné con una trenza  Para que no se notara su origen salvaje...